La expansión de conciencia permite a la persona observarse a sí misma, a su entorno
y al mundo con una perspectiva más abierta, saliendo un poco de la caja de la mente
y permitirse percibir un poco más allá de lo que normalmente somos capaces de
percibir.
Esta apertura nos lleva tanto a acercarnos a esa conciencia de Unidad Universal como a ver nuestras sombras, esos patrones de nuestro ego que son tan nuestros que nos cuesta ver, permitiéndonos trabajar en ellos desde la comprensión y el amor que acompañan el hacerlo desde nuestro ser más esencial. Una comunicación fluida entre nuestro ego y nuestro Yo Superior que nos ayuda a deshacer nudos y procesos que pueden estar afectándonos tanto a nivel físico como mental, emocional o relacional.
No queremos dejar de remarcar que el Daime es una bebida sagrada, con todo lo que eso significa. Pero si quieres conocer la explicación científica, la substancia principal que actúa es el DMT (dimetiltriptamina), un enteógeno que también produce en pequeñas cantidades la glándula pineal, órgano sobre el cual se pueden leer gran cantidad de escritos filosóficos así como espirituales que la relacionan con el tercer ojo, la clarividencia y estados elevados de conciencia. El DMT es también un alucinógeno, pero en esta planta no se presenta en suficiente porcentaje como para generar alucinaciones. Puede generar visiones pero durante las tomas la persona es totalmente consciente de sí misma. Es más, es necesario concentrarse y entregarse a sus efectos para sentirlos y es suficiente abrir los ojos para reconectar con nuestro entorno. También hay gran cantidad de estudios científicos que muestran su efectividad frente a la depresión o las drogadicciones. También se utiliza para trabajar episodios traumáticos.
Entonces, ¿Qué hay de las noticias en las que personas lo han pasado mal durante ceremonias, han tenido secuelas psiquiátricas e incluso han perdido la vida?
A la hora de elegir un lugar en el que trabajarse con plantas de poder hay que tener
en cuenta dos cosas:
Tenemos que asegurarnos de que la persona que va a darnos la medicina y guiar la ceremonia tiene la formación, la experiencia, el conocimiento y la capacidad necesarias para hacer este tipo de trabajo. Normalmente son personas con
un compromiso espiritual que se ha expresado de una u otra manera desde la
infancia.
«Quando bebo desta luz
Não tem como esconder
Santo Daime me conduz
Para tudo eu poder ver»
«O chamado da floresta
É para todo mundo ouvir
Mas só entra nesta festa
Quem o coração seguir»
Fernando Beltran
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